La menopausia precoz tiene lugar cuando una mujer deja de tener la menstruación alrededor de los 40 años, o incluso antes. Las causas de este tipo de menopausia pueden ser variadas, como por genética o por tener antecedentes familiares.
Otros factores pueden ser un fallo ovárico prematuro o el sometimiento a una ligadura de trompas o a la extirpación del útero o de los ovarios por motivos de salud.
Los síntomas más frecuentes de la menopausia precoz son parecidos a los de la menopausia habitual, como podrían ser dolores de cabeza, trastornos del sueño, cambios de humor, sofocos constantes o sequedad vaginal, entre otros.
No hay que confundir la menopausia precoz con otras alteraciones que pueden provocar que no se tenga la menstruación como amenorrea, alteraciones hormonales o estrés.
La menopausia precoz tiene una serie de consecuencias algunas de ellas emocionales puesto que al dejar de menstruar finalizan las oportunidades de embarazo, lo cual puede afectar de forma negativa a un mujer en edad muy temprana si su deseo era ser madre.
También tiene consecuencias y riesgos para la salud debido a que los estrógenos que dejará de producir la mujer protegen a su vez de diversas enfermedades cardiovasculares.
Por todo lo citado anteriormente es recomendable que aquellas mujeres a las que se les haya diagnosticado menopausia precoz se sometan a algún tipo de tratamiento que por lo general suele ser hormonal, con el fin de administrarles hormonas sexuales, es decir, estrógenos y progesterona.
Además deben realizar algún deporte, llevar una dieta equilibrada y reforzar el calcio para prevenir la osteoporosis.
En cuanto a las alteraciones emocionales y las distintas etapas que pueden atravesarse, aunque dependerá de cada mujer, si persisten en el tiempo durante meses y meses la opción sería acudir a un psicólogo profesional para que le ayude a afrontarlo.